Una amiga de mi amiga repite por la milésima vez la escena tan urbana de conversar con el taxista. En la actualidad, y gracias a las aplicaciones como Uber, Cabify y Sara, esta escena tiene un nuevo y sorpresivo final. Al terminar un viaje podes dar puntaje al encargado de tu viaje. La amiga de mi amiga entró al Uber para encontrarse con un sujeto, en todo, desagradable. De esos cuya pelada sudada y panza de cerveza llegan a ser obscenas. Entre que se acomodaba en el asiento procurando mirar lo menos posible a quien viajaría a su lado, le pasaron por la cabeza algunos datos, como por ejemplo el precio de los masajes anticelulíticos, o de teñir las canas. Concluyó en silencio que la obscenidad de esa panza no está en su dimensión ni en los pelos que se escapan por entre los botones de la camisa. Está en el permiso social que tienen para lucirla los varones. Está en la autoestima que llevan pese a esos kilos demás. La amiga de mi amiga es una mujer
Una Amiga de mi amiga es la Voz Literária de la Lic. Manuela Silva, Psicóloga, especialista en abuso emocional. En este blog hay historias ficticias que pretenden reflejar "eso que nos pasa a todas" y que no queremos contar. Por esa razón, quizás la única forma de verbalizarlo es decir "le pasó a una amiga de mi amiga". Pueden seguirnos en IG: @unaamigademiamiga, donde hacemos vivos todos los martes, y también en nuestro canal de Youtube donde subimos posteriormente ese material.