Es cierto y sabido, que después de una vida de atender, cuidar, amar y a veces hasta suplicar, empezar a "poner límites" no es un trabajo fácil. La estipulación clara de límites o a veces tan solo la enunciación de propuestas de "contratos" suele ponernos muy nerviosas a todas. Esto ocurre, porque la verbalización de nuestras voluntades y criterios respecto de las cosas: a) no es algo que estemos acostumbradas a hacer b) siempre viene asociado al miedo de ser considerada caprichosa, o peor, al miedo de ser ridiculizada c) nos coloca en un lugar de posibles exclusiones d) está fuertemente asociado a la culpa ¿Esto de los lugares de exclusión, que quiere decir? Hago referencia a que, cuándo pongo un límite, por ejemplo, decir a una persona que no quiero ir a la playa porque prefiero el campo, me coloca en un lugar donde la otra persona puede elegir ir sin mí. De hecho, puede elegir no invitarme más a ese tipo de lugares. O sea, me “coloco sola” en un lugar donde
Una Amiga de mi amiga es la Voz Literária de la Lic. Manuela Silva, Psicóloga, especialista en abuso emocional. En este blog hay historias ficticias que pretenden reflejar "eso que nos pasa a todas" y que no queremos contar. Por esa razón, quizás la única forma de verbalizarlo es decir "le pasó a una amiga de mi amiga". Pueden seguirnos en IG: @unaamigademiamiga, donde hacemos vivos todos los martes, y también en nuestro canal de Youtube donde subimos posteriormente ese material.