Una Amiga de mi Amiga

En estos días, en el Grupo terapéutico UADMA que viene trabajando conmigo hace más de un año, estuvimos trabajando el tema de la sexualidad. Sobre la sexualidad en sério, la sexualidad consciente, hay muchísimo que decir. Para empezar tenemos que hablar de nuestras vaginas, o vulvas, que aunque no lo crean siguen siendo un tremendo tabú, hasta para nosotras mismas. Después hubo que hablar de autoerotismo femenino que por suerte se viene destapando, pero estamos todavía lejos de comprender su importancia y de tenerlo incorporado como parte de la sexualidad y no como reemplazo de la misma. Hubo tiempo para hablar de orgasmos, de varios tipos de orgasmos, de orgasmos que no llegan, de los que llegan con lágrimas. Hubo mucho que suspirar. Descubri un libro maravilloso que me contó lo importante que es para nosotras nuestra vagina y como la misma y su función orgásmica es parte de nuestra consciencia. Otro que me habló de la importancia de la fantasía en el goce femenino. Unos cuan

En nuestro intento de relacionarnos con estas personas muchas veces tratamos de comprenderlas. Intentamos empatizar. Procuramos que es lo que hay en ellos de parecido a nosotras y hallamos estas ausencias, estas heridas, las infancias interrumpidas. Convencidas por el sesgo cognitivo de que el que sufrió igual será igual y manipuladas por la hipnosis de seducción del love bombing, nos acercamos ilusionadas y convencidas de que si son como nosotras sanarán como nosotras. ¿Nosotras como sanamos? Con amor. Cuando nos dan amor del bueno, amor desinteresado y cuando nos devolvemos a nuestro centro y empezamos a respectar nuestros deseos propios y a decidir con nuestro propio criterio. Peor nosotras estamos convencidas que el amor cura y entonces pensamos que, dándole comprensión y permaneciendo a su lado sin abandonarlo él se va a sentir bien, como nos sentiríamos nosotras. Pero él no sana así bella. De hecho, es poco probable que le interese sanar. A veces bella, no vale la pena amar