En nuestro intento de relacionarnos con estas personas muchas veces tratamos de comprenderlas. Intentamos empatizar.
Procuramos que es lo que hay en ellos de parecido a nosotras y hallamos estas ausencias, estas heridas, las infancias interrumpidas.
Convencidas por el sesgo cognitivo de que el que sufrió igual será igual y manipuladas por la hipnosis de seducción del love bombing, nos acercamos ilusionadas y convencidas de que si son como nosotras sanarán como nosotras.
¿Nosotras como sanamos? Con amor. Cuando nos dan amor del bueno, amor desinteresado y cuando nos devolvemos a nuestro centro y empezamos a respectar nuestros deseos propios y a decidir con nuestro propio criterio.
Peor nosotras estamos convencidas que el amor cura y entonces pensamos que, dándole comprensión y permaneciendo a su lado sin abandonarlo él se va a sentir bien, como nos sentiríamos nosotras.
Pero él no sana así bella. De hecho, es poco probable que le interese sanar.
A veces bella, no vale la pena amar como querrías ser amada ni entender cómo te gustaría ser comprendida. Porque no todo el mundo te merece, y tu amor y atención no es “un vaso de agua que no se le niega a nadie”. A veces todo lo que hay que hacer es irse, y dejarlos ahí, que ardan.
Por cierto, quizás a ti te vino bien que alguien alguna vez te haya ayudado a escapar de las garras de tu mama o papa… Pero ni se te ocurra que lo puedes ayudar a él a hacer lo mismo.
Su relación con su mama es mucho más complicada y simbiótica, y es poco probable que le interese cambiar esa dinámica patológica. Estos seres no quieren mejorar, quieren seguir en su vida de vínculos poco sanos e irlos reemplazando por otros y saltando de unos en otros. Y con la madre, On/off, On/off, o sea, a veces la ama a veces la odia. Se pelea tan solo para volver. Olvídate que alguna vez vaya a soltar eso.
No aguantes nada. Ándate!
Ese es el mejor consejo que puedo darte y será el título de uno de mis nuevos workshops.
Estate atenta.
Tina fue víctima de un Psicópata abiertamente agresivo, que cumplió con todos los pasos del ciclo de abuso narcisista, con todas las características de personalidad del Psicópata Narcisista y del golpeador de mujeres y resistió este abuso más de 16 años. Ike Turner era más grande que ella y era músico e independiente hacia muchos más años que ella, llevándole clara ventaja en “viveza”. Ya tenía hijos. Era líder dominante y sumamente visionario. La vio a ella y supo que había encontrado la gallina de los huevos de oro. Ella lo superaba claramente en talento y carisma. Supo que tenía que dominarla. Se casó con ella “de prepo”, le cambió el nombre “de prepo”, le hizo el love bombing de descubrirla y enaltecerla, para después traicionarla, triangularla, manejarle los bienes y los contratos, hacerla trabajar noche tras noche aún embarazada, hacerla cuidar sus hijos de otro matrimonio, violarla y por fin pegarla cuándo no quiso obedecer. Quiso apagarla. No pudo. No pudo, porque dent
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