En nuestro intento de relacionarnos con estas personas muchas veces tratamos de comprenderlas. Intentamos empatizar.
Procuramos que es lo que hay en ellos de parecido a nosotras y hallamos estas ausencias, estas heridas, las infancias interrumpidas.
Convencidas por el sesgo cognitivo de que el que sufrió igual será igual y manipuladas por la hipnosis de seducción del love bombing, nos acercamos ilusionadas y convencidas de que si son como nosotras sanarán como nosotras.
¿Nosotras como sanamos? Con amor. Cuando nos dan amor del bueno, amor desinteresado y cuando nos devolvemos a nuestro centro y empezamos a respectar nuestros deseos propios y a decidir con nuestro propio criterio.
Peor nosotras estamos convencidas que el amor cura y entonces pensamos que, dándole comprensión y permaneciendo a su lado sin abandonarlo él se va a sentir bien, como nos sentiríamos nosotras.
Pero él no sana así bella. De hecho, es poco probable que le interese sanar.
A veces bella, no vale la pena amar como querrías ser amada ni entender cómo te gustaría ser comprendida. Porque no todo el mundo te merece, y tu amor y atención no es “un vaso de agua que no se le niega a nadie”. A veces todo lo que hay que hacer es irse, y dejarlos ahí, que ardan.
Por cierto, quizás a ti te vino bien que alguien alguna vez te haya ayudado a escapar de las garras de tu mama o papa… Pero ni se te ocurra que lo puedes ayudar a él a hacer lo mismo.
Su relación con su mama es mucho más complicada y simbiótica, y es poco probable que le interese cambiar esa dinámica patológica. Estos seres no quieren mejorar, quieren seguir en su vida de vínculos poco sanos e irlos reemplazando por otros y saltando de unos en otros. Y con la madre, On/off, On/off, o sea, a veces la ama a veces la odia. Se pelea tan solo para volver. Olvídate que alguna vez vaya a soltar eso.
No aguantes nada. Ándate!
Ese es el mejor consejo que puedo darte y será el título de uno de mis nuevos workshops.
Estate atenta.
Una amiga de mi amiga, acaba de regresar de su primer viaje sola. La otra amiga de mi amiga está enamorada de un hombre que le dice que no quiere compromisos y que quiere que las cosas fluyan. Tienen todavía otra amiga que, en una cena, confesó con pudor que no le gustaba dar la teta en público. Tuvo cierto temor a recibir comentarios poco empáticos. Una cuarta amiga de este grupo, faltó a la cena porque tuvo que quedarse cuidando al hijo de la pareja. Al final, él tenía que salir con los amigos y la madre de la criatura no se podía quedar porque no era su fin de semana. La que vino con ella, está empezando a sentir una atracción por su jefa, y no sabe cómo lidiar con esto. Cuando decidió irse, la amiga de mi amiga pidió un “uber” pero le recomendaron la aplicación “sara”, igual al “uber”, donde todas las choferes y pasajeras son mujeres. Esta amiga, tiene dos hijos varones, y pasó todo el viaje pensando que, si para sentirnos más seguras tenemos que constru
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