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El cementerio de amigas

“Cuándo veo todas las amigas que perdí, me pregunto si la tóxica soy yo”, dice la amiga de mi amiga. Lo dice con desesperación, tristeza y casi en llanto. Los relatos de las amigas de mi amiga suelen ser tan desgarradores como frecuentes. Una amiga de amigos, le pasa, que todos la dejan abandonada y descuidada cuando se ponen en pareja. La otra amiga le pasa que, al ser muy sociable, conoce mucha gente, pero al cabo de pocos meses dejan de llamarla e incluirla. Hay una amiga en particular que como trabaja en RRHH me cuenta como la gente se le acerca hasta conseguir un empleo o un contacto. Ella claro, se brinda con su mejor disponibilidad, ayuda a armar el curriculum hasta los entrena para la entrevista y lo cierto es que esas “amistades” no se revelan duraderas. Otra amiga que da cursos de formación profesional, relata que ya invitó varias colegas a los cursos de manera gratuita, para ayudarlas dice, y me pregunto hasta donde llega nuestro afán por haceros amigas, nuestra necesidad de amistad y compañía es tan grande que puede llegar a hacernos trabajar gratis. Conozco relatos de amigas que pagan todas las salidas a sus amigas “porque ellas no tienen un mango”. Otras que viven cocinándoles a todo el mundo, prestando libros, regalando ropa, recibiendo en sus casas y en sus grupos de amigas de años estas “nuevas amigas” que parecen patitos feos en búsqueda de un nido, hasta el día en que envenenaron todo el grupo en contra de vos con algún chisme. Lo que me parece más grave, es que las personas que cuentan este tipo de relatos, suelen tener no uno, sino múltiples. Una seguidilla de historias de amistades falladas, que a veces son más que las de amores fallados y que siguen exactamente el mismo patrón de conducta. Con mucho amor y sin juzgar les digo que a veces, las mujeres que atravesamos problemáticas de codependencia, repetimos y permitimos con “amigas” lo mismo que con “amores”. Nos ofrecemos con excesiva disponibilidad, lucimos todas nuestras ventajas para que nos elijan como amigas. Somos elegidas por muchas de hecho, y por supuesto que hay casos de verdaderas y bellas amistades. Pero muchas veces pasa que lo que ven en nosotras, tal como un Narciso/psicópata, es nuestra carencia, nuestra soledad. Ven que tenemos mucho para dar, dinero, presencia, conocimientos, tiempo, recursos, o simplemente les servimos para ocupar un rol de sumisión que les agrada y engrandece. ¿Vieron esa “amiga” que te invita para exhibirte? ¿Y la que constantemente te recuerda que tiene otra mejor amiga que no sos vos? ¿Que hay de la que te quiere cerca solo para poder humillarte, discutirte todo y absorberte la energía con todos sus conflictos? De algún modo seguimos acumulando estas “amigas”, para después acumular “fracasos”. Nos dan la ilusión de que, si son muchas, aunque alguna falle siempre habrá otra persona para daros la mano. Y yo pregunto… ¿Es necesario que realmente tengamos tantas “amigas”? ¿Es necesario llamar amiga a todo el mundo? La amistad verdadera es un sentimiento muy bello y muy raro, demasiado precioso para ser desperdiciado y entregado sin criterio. A veces hay compañeras, compinches, personas que se nos asocian por alguna razón. Todo eso está bien, pero no siempre son nuestras amigas. Y aparte, no basta con dar para luego esperar recibir. La amistad, el amor, no son plazos fijos, no es que se puede poner un deposito en un banco y esperar que crezca con los intereses. Las personas no son inversiones. Querer dar todo, sin chequear si hay una reciprocidad y aceptación mutua y luego, reclamar por un supuesto abandono, es estar rozando la manipulación. A veces surge por carencia y por mucha tristeza, lo sé, y las invito a que lo trabajemos, eso es el trabajo de sombra, la toxicidad propia. Pero no sigamos invirtiendo en vínculos que no son elegidos por todas las partes integrantes. El cementerio se agranda cuando llamamos “amigas” a las personas demasiado rápido. Similar al narciso con su almagemelización inmediata, pretendemos a veces, forzar amistades que no lo son. Buscamos apoyo y afecto, es normal, y creemos que al ser una relación afectiva que no es sexual estará exenta de conflicto. No es tan así… Hay amistades que pueden ser muy dañinas y llevarnos a hacer cosas que no queremos hacer, perder tiempo y recursos, para terminar más solas que antes y preguntándonos “será que la tóxica no soy yo”… porque al final, mira la cantidad de tumbas en mi cementerio de amigas. La respuesta está en que en tu cementerio estas contando demasiadas tumbas. Hay personas que simplemente pasaron por tu vida temporariamente y eso no tiene nada de malo. Hay otras que te exhiben, que se aprovechan de ti, que te usan para un propósito o tan solo para llenar su propio vacío. No fueron tus amigas nunca. Están las que te incluyen solo para usarte y las que directamente son abusivas contigo. Esas tíralas al mar. No son tus amigas, nunca fueron, se fueron de tu vida porque dejaste de serles útil en algún momento. Las que no son compatibles con vos en nada, lo cierto es que tampoco podían durar demasiado. Si sacáramos todo esto, tu cementerio al fin tendría una o dos tumbas con verdaderas amigas que llorar. Todas hemos perdido realmente algunas, todas hemos hecho realmente algún error grave, hay en nosotras también una toxicidad propia que a veces estalla. Pero repito, una o dos tumbas. La recomendación seria que abordes nuevos vínculos amistosos con prudencia. Te acerques paso a paso, respetando un tiempo razonable de aproximación de la otra persona y chequeando si para la otra parte sos tan importante como pensas. Se clara respecto de tus afectos y disponibilidad si te lo preguntan. Espera que pase el tiempo, observa las actitudes y así vas conociendo a la otra persona, con buena fe, pero sin ese optimismo tóxico que nos hace ver todo color rosa cuándo realmente no es así. Si en alguna situación corresponde ofrecer soporte o apoyo hacelo desinteresadamente, no esperes nada a cambio. Si te piden algo que no queres dar y sentís que no debes, asertivamente deci que no, pone límites. Estate atenta a las banderas rojas en las amistades también, vigila como te sentís cuando te retiras de la presencia de esa persona. Si te sentís mal, analízalo, no ignores tu malestar. Por fin si alguien no te elije, lo cierto es que eso no es un problema, no hay nada que te esté pasando, simplemente esa persona no te elije y ya encontraras otra que si lo haga. No personalices las cosas, todavía no sabemos si es una amistad o no. Todo este proceso puede llegar a ser difícil y a veces se pierden amigos y amigas de verdad lo que es durísimo. Es un duelo como si fuera de una persona de la familia o de una pareja. Si necesitas hablarlo, estoy para ayudarte. Lic. Manuela Silva Psicóloga Especialista en Abuso Emocional 1567802264

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