Una amiga de mi amiga se desahogaba el otro día, habiendo regresado de visitar a sus padres.
Después del típico asado de Domingo, se había repetido la típica escena en la que los hombres se quedan conversando mientras que las mujeres limpian los platos de todos y se retiran en conjunto de la mesa para la cocina. Las dueñas de casa limpian y ordenan y es buena educación que las visitas femeninas ayuden a este proceso.
Resulta que justo había llevado una amiga extranjera a compartir el domingo, y cuándo vio esta escena repetirse, de algún modo se avergonzó. Esta emoción fue nueva. Al final esto no era tan natural como ella siempre lo había tomado.
Le daba que pensar la opinión de su amiga, ¿qué pensaría de estos hábitos tan extraños en los cuales la mitad de la población trabaja mientras que la otra descansa? ¿Esto será así en todos los países?
La amiga extranjera después de observar la escena por algunos minutos, consultó si podía ayudar con algo. Le encargaron llevar dos cervezas a la mesa donde los varones discutían política. Obedeció cordialmente.
Había un solo varón con la camisa puesta después de las 14hs. Era el más joven, el hermano menor de mi amiga. Se pasó todo el asado hablando de “todes” y defendiendo el lenguaje inclusivo. Las únicas que le dieron algo de bola cuándo quiso leer un texto de un trabajo que había hecho para la facultad, fueron la amiga de mi amiga y su amiga extranjera.
Fue él quien ayudó a la amiga extranjera a servir las botellas de cerveza a los acalorados politólogos del domingo a la tarde. Cuando recogieron en una bandeja todas las tapitas y servilletas y se dirigieron a la cocina, este joven encamisado le dijo “Anda vos, mi mama no me deja entrar a la cocina”.
La madre piensa que le encantaría dejarlo entrar pero piensa que: a) le va a dejar la cocina ordenada de una manera que ella no le gusta y b) ?como quedará visto por los otros varones?
La amiga de mi amiga ve todo esto, todos los Domingos, pero no sabría que decirles… a todes.
Si sos mujer en este principio de siglo, te habrá tocado alguna situación similar. Venís de una familia más o menos guardiana de tradiciones más o menos dañinas. Queres hacer las cosas bien, es más, queres hacerlas mejor y comportarte de un modo que traiga ventajas a todos y todas. Pero no queres pelearte con toda tu familia en el intento. Y eso está muy bien.
Trabajaremos juntas para ayudarte a posicionarte de una manera mejor, sin discusiones, sin juicios de valor y sin sentirte mal al final del día.
No dudes en pedir una primera entrevista y evaluamos que tendríamos que trabajar.
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