La Concha y la Mula
amiga de mi amiga, no puede creer lo que un amigo suyo le acaba de proponer.
El amigo es amigo en serio. Amigo de esos con quienes no se tiene derecho a roce. Amigo de esos que se conserva con decoro, porque es buena persona y se siente que se puede contar con él. Amigo de los que vienen a los cumpleaños y conocen los otros amigues. Pues resulta que este amigo, tiene pito. O al menos así parece. Y en tiempos de cuarentena, parecería ser que este último, toma el control de la situación y se apodera de todo tipo de diálogo que pueda producirse.
La cuarentena ni siquiera va tan avanzada, y el amigo parecería ser que ya está desesperado con la más primaria y honesta preocupación que todes tenemos en nuestra mente ahora mismo. “¿Cuanto tiempo me voy a quedar sin coger? “.
El amigo de la amiga de mi amiga vive cerca. Walking distance. Un parcito de cuadras no más.
Con lo cual, calcula, que desde que pueda llevar una bolsa de supermercado debajo del brazo, ningún policía sospechará que en realidad se dirige a la puerta de su amiga. Por lo tanto, no le ofrece apoyo, ni una visita, ni llevarle algo que necesita. Le ofrece simplemente coger. Ya que estamos por acá podemos coger. Ya que es conveniente podemos coger.
La amiga de mi amiga se quedó helada. Al final, ¿que pasó acá? De repente la poca distancia ¿me hizo atractiva? ¿Disponible? ¿Obligada? Por supuesto que ni siquiera hubo en la frase un mero afán de seducción, de invitación… como si la amiga de mi amiga fuera un objeto a ser usado y no un sujeto que para encender su deseo deba ser erotizado al menos… No hay nada menos erotizante que un abordaje helado, funcional y lleno de desdén.
La amiga de mi amiga le llama a mi amiga para desahogarse, y mi amiga entre carcajadas le cuenta lo siguiente:
“Ahhh te sorprende que piensen en la funcionalidad de tu conveniencia. Mira, yo por trabajar en el servicio de salud tengo permiso de circulación, y ¿sabes que me dijo mi ex chongo el otro día? Me pidió si no le podría llevar una bolsita de faso. ¿Podes creer? ¡Una bolsita de marijuana! Yo para llegar de mi casa al laburo me para la policía al menos 3 veces para ver si tengo permiso de circulación y a veces hasta la temperatura me toman. Y a este le parece que voy a hacerle la gauchada de andar paseando con substancias ilegales, arriesgándome a comerme un juicio penal. De mula me trató. Suave estuvo el tuyo. “
Así les va a las amigas de mis amigas, sus amigos y sus amigas. Así estamos en tiempos de cuarentena, haciendo cualquier disparate. Y lo peor es que recién empieza.
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