De todas las amigas de mi amiga, mi preferida es la que el otro día fue bloqueada de Tinder por mala conducta.
La amiga de mi amiga me compartió un audio con un relato tan real y cotidiano como salvaje y especial. El relato de “como le había hablado un atrevido de Tinder”.
Resulta que el muchacho, era “duro de oído”, por decirlo de algún modo. Por ser suave. Era sin lugar a dudas un espécimen de esos que no son capaces de registrar los intereses y motivaciones de la persona con quién están hablando, y entonces, imponen los propios. Lamentablemente es un problema común. El relato sería el siguiente:
La amiga en cuestión es una mujer poco dada a ocupaciones culinarias. El muchacho, bueno, en su afán de estirar una conversación para imponerse en visita a su casa le pregunta si cocina bien.
(en época de cuarentena, no se toma una birra, ni se sale a cenar… hemos llegado al ridículo de abrir la puerta a extraños, que pueden no gustarnos siquiera y estar expuestos y expuestas a que nos pase de todo.)
Mi amiga contesta que sí, pero que “no le gusta cocinar.”
Su interlocutor consulta entonces, “que le gusta cocinar y que le gusta comer”
A lo que ella replica, que NO le gusta cocinar y que puede llegar a gustarle comer un guiso. Pero que, repite, NO le gusta cocinar.
La respuesta de latiguillo, supuestamente gracioso, no se hizo esperar. “Listo, cocinas un guiso que yo llevo el vino”.
La amiga de mi amiga no lo podía creer… al final cuál fue la parte que no entendió…
Tres veces repitió que NO le gustaba cocinar, NO lo invitó en ningún momento y de hecho ni siquiera dijo en ningún momento que quería vino… Con lo cual de donde salió todo esto…
Es como si el muchacho hubiera usado una plantilla de interactuación, de respuestas predeterminadas y con opciones limitadas. Una plantilla poco eficaz al responder a la interlocutora… ¿Será que dice esto a todas? ¿Y espera que alguna tenga un diálogo que más o menos encaje en su fórmula? ¿Por qué razón los roles que atribuye son tan sesgados y tan de género?
Da la impresión que no conoce otra cosa, y peor, que no cuenta con herramientas para conocer otra cosa. Por esa razón la amiga de mi amiga se enojó, se calentó, se ofendió y lo verbalizó. Al muchacho lo mando poner la botella de vino donde se le antoje y lo bloqueó de Tinder, habiendo reforzado que seguramente pensaba que como tenía pija, podía no tener trabajo y dedicarse solamente a comprar botellas de vino, lo que no requiere ninguna habilidad.
Honestamente creo que la amiga de mi amiga se salvó de una noche de sexo terrible, porque si a este muchacho le cuesta tanto escuchar, no quiero ni pensar lo que le cuesta sentir.
Envestida de sentido de justiciera y cansancio ancestral de tener que constantemente lidiar con este tipo de juegos infantiles, tan fácilmente identificables y delatables, la amiga de mi amiga agarró Tinder e hizo lo que había que hacer. Hizo lo que todas y cada una de nosotras tendría que haber hecho. Se ocupó de cantarles las verdades a todos los galanes que se usan de una app que podría ser un espacio de encuentro y es al final, un lugar más de riesgo y de soledad para la mujer.
Acompañada de un par de cervecitas, la amiga de mi amiga le dijo al “soy casado, pero me llevo mal con mi mujer” quién se cree para pensar que puede tener dos mujeres o más.
Al que solo tiene una foto, y está de lejos y con lentes de sol, le preguntó “¿Quién se cree para pensar que alguien le va a decir que si, si no lo ve?”. A todos los que ponen el asado de foto de perfil, les aclaró que no son necesarias habilidades sobrenaturales para prender un fuego y que además era vegetariana y desaprobaba sus hábitos de consumo. A los que están besando el Delfín o posando frente a lo Torre Eiffell, les informó que no, so son originales. A los que chapean con la foto de los hijos los amenazó con denunciarlos al instituto de minoridad. Y así estuvo entretenida un buen par de horas… Hasta que Tinder le mandó un mensaje diciendo que su cuenta estaba bloqueada y que por favor revise su conducta.
Aparentemente es conducta hostil en Tinder llamar la atención para lo que no es más que la verdad. Desenmascarar intenciones es tener mala conducta. No aceptar como posibles “dates” personas con tan poca capacidad de existencia coherente y decirles eso, es mala conducta.
Y la verdad es que la amiga de mi amiga está cubierta de razón.
No pierdan el tiempo amigas. Ser bloqueada de Tinder es realmente lo mejor que les puede pasar ahí. Gloria a la amiga de mi amiga que tuvo el coraje de quedar del lado de afuera, lejos de su dosis de “aprobación masculina” al decir su verdad.
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