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La Madre Forra - De la serie: Consultório sentimental

 


Nuestra amiga Heidi, nos consulta:

 

“Hola Unaamigademiamiga. Leí algunos posts que pones sobre psicópatas y te quería preguntar si a veces la psicópata de uno no puede ser la madre. No se cómo explicarte esto, pero lo cierto es que mi madre me hace sentir prostituida. A ver cómo me explico. Tengo 32 años, un nene de 4 y vivo sola hace ya algún tiempo. Visito a mi madre los fines de semana y algunos días de la semana me ayuda con el nene. Cada vez que voy a almorzar el domingo, regreso a casa llorando. Mi madre siempre se las arregla para sorprender con alguna actitud media rara. Lo primero, siempre está queriendo tocarme y abrazarme y meterse conmigo debajo de la manta del sillón cuándo está frio y yo, no sé por qué, eso me da rechazo. Cuándo se lo manifiesto ella me dice  “ahiii porqué??? ¿Si soy tu madre? Vos sos mi hija y es normal que yo quiera tocarte.” Me da mucha culpa sentir que rechazo a mi propia madre, pero es eso lo que siento, rechazo. Después se encarga de chequear cuándo cada persona va al baño y viene al living a hacer comentarios. Una vez vino, me agarró el pantalón de atrás y lo alargó para mirarme el trasero. Le pregunté qué hacía y me dijo que el inodoro del baño había quedado sucio y que por lo tanto ella estaba viendo si yo me había limpiado bien. Me “agarró el culo” sin ningún permiso, repito, tengo 32 años, no 3 meses. Si me llego a quedar a dormir por alguna razón, quedo en mi piecita de soltera donde ella entra sin nunca golpear, no le importa que me esté cambiando o lo que sea. De noche duermo con la calefacción prendida (la casa de mama es helada) y ella esperaba que me durmiera y venia de noche a apagarla. Se metía en la habitación a oscuras y la apagaba. Antes quedaba ahí con mi ex pareja, y entraba igual. Un día le pregunté si no le parecía mal entrar en la habitación donde estaba una pareja de adultos y me contestó “tu marido ¿no estuvo acá comiendo en mi casa lo que le ofrecí? Pues entonces ya que yo los ayudo, no, no me parece mal”. Recuerdo haber quedado dura mirándola, sin saber que responder. 

Hace dos años me separé y necesité ayuda económica y ayuda con el nene. Se ofreció inmediatamente y les contó a todas las amigas de la iglesia “el gran sacrificio que tenía que hacer por su nieto” a quien se refiere constantemente como “mi sangre”. Desde ese entonces viene repitiéndome que yo nunca tendría que haberme embarazado, porque no he terminado la carrera y, por lo tanto, si no tenía posibilidad de ocuparme del nene sola, no tendría que haber tenido ninguno. Su frase de cabecera, para referirse al sacrificio de cuidar el nene dos veces por semana es “vos diste un tiro en los pies y fui yo la que llevó con la sangre”. Y esta es solo una de muchas. Recuerdo una vez que fui a un médico por un nódulo en una mama y me llamaba todos los días para preguntarme si ya habían llegado los resultados. Le dije que no, que tardaba unos días, pero no entendía porque insistía tanto. Me contestó que era “muy importante para ella saber que me pasaba a mí, porque una madre siempre quiere saber todo lo que le pasa al cuerpo de su hija.” O sea, yo tenía el nódulo, pero la importancia era para ella. En ningún momento me preguntó si estaba bien o como me sentía. Te juro que mi suegra, con quien no me llevo particularmente bien, me llama más veces para saber cómo estoy y me ofrece más ayuda que mi madre. Inclusive económicamente. Cuando tuvimos que decidir qué hacer con la casa que habíamos comprado, mi suegra se puso de mi lado para que el nieto tuviera una casa mientras que mi madre, que tiene posibilidad económica de prestarme dinero me dijo que: “lo único que podía hacer por mí en esta situación, era rezar”. Por fin te refiero que la frase que más repite y que más me consume es “yo tuve hijos para disfrutar de ellos”. Unaamigademiamiga, ¿esto que quiere decir? No sé interpretarlo, pero siento que hay algo profundamente mal en esta frase. Más teniendo en cuenta que los 3 hermanos, en un momento llegamos a vivir los 3 afuera, cada uno en su país y yo soy la única que regresé. Y mi papa, bueno, bajo la excusa de que es médico de provincia, toda la vida solo vino a casa los domingos. Lo cierto es que mi mama es una persona muy sola, y cada tanto me agarra una culpa terrible por no ser una mejor hija y no darle más cariño. Quisiera ser de esas personas que son super cercanas a su madre, pero mi madre es y siempre fue tan agresiva y tan poco de saber apoyarnos que no sé cómo hacer para acercarme. Me da mucha lástima, pero siento que para protegerme a mí y a mi hijo tengo que alejarme. 

 

Respuesta de Unaamigademiamiga:

 

Querida Heidi, gracias por confiar en mí y confesarnos tu historia. Me gusta mucho el tema porque no hay relación más complicada en todo el psicoanálisis que la de una madre con su hija. Vos pensá que toda madre tiene de algún modo la creencia que su hija mujer siempre se va a quedar cerca para cuidarla en su vejez. Y esto solo para empezar a hablar.

 Amiga, quédate tranquila que es seguramente tu madre la que está teniendo actitudes desubicadas y es bastante obvio, para quien lo ve de afuera que te sientas mal. 

Vos fíjate, si lo juntamos por asuntos:

Tu madre no respeta tu espacio, ni tu espacio corporal ni tu espacio físico ni el de tus relaciones, los invade. Vos sentís rechazo, porque te sentís avasallada, porque ese abrazo no es consensual. Los abrazos, los toques, las manos que se agarran tienen que ser consensuadas, hay un acuerdo al abrazarse y besarse que ambas partes tienen que firmar. Y ese acuerdo se puede dar cuando tenemos claro donde empezamos nosotros y donde comienza el otrx.

Ahora bien, tu madre, evidentemente se ha quedado en un lugar donde vos y ella siguen fusionadas, como si fueran un solo cuerpo. Por esa razón “siente que puede” tocarte, invadirte y manipularte como si no fueras un ser autónomo. Ella piensa que seguís siendo parte de ella, que siguen unidas, que sos SÚ nena y no UNA nena. Por otras palabras, te ve a vos como una continuidad de ella misma y no como un sujeto autónomo. Sé que suena durísimo, pero créeme, es la cosa más común del mundo. Toda madre sigue pensando “que los hijos son siempre suyos o son siempre chiquitos”. 

La experiencia de ser madre es realmente algo muy especial. El amor que se siente por un hijo y la necesidad de protegerlo es tan avasallante que a veces no conseguimos transcender esa etapa y nos cuesta aceptar, como madres, que el hijo o la hija en algún momento abre alas y vuela, hace elecciones que no aprobamos y vive toda una autentica existencia “fuera de nosotras” o “fuera del nido”. Una madre sana e integrada, termina por aceptar esa experiencia y compartir con una hija como una adulta más, como otro ser autónomo. Pero algunas madres, como es el caso de la tuya, esto le cuesta un poquito más. Entonces siguen ahí en un mundo de fantasía donde “tu cuerpo le sigue perteneciendo” donde tu hijo es “su sangre”, donde “los hijos son algo que se tiene para ser disfrutado”. O sea, se sigue en un mundo alternativo donde el hijo le sigue perteneciendo y por lo tanto puede ser manipulado como un objeto, ya que no se lo considera un sujeto. Siguiendo esta lógica, cada vez que la confrontas con un comportamiento abusivo, le estás mostrando que sos un ser independiente de ella lo que la aterra y provoca su venganza, agrediendo. Por ejemplo, si le decís que no entre en la habitación, te va a decir que dado algún hecho como cocinar una comida para, lo puede hacer. Le decís que no toque tu cuerpo y te replica que, teniendo en cuenta que sos SU hija lo puede hacer. 

Es muy complicado trabajar con este tipo de madres. Normalmente son completamente inmunes a la terapia, principalmente porque se niegan a ir, o si van, manipulan por completo el psicólogo tal como hacen con “las amigas de la iglesia”. 

En tu caso, diferentes emociones complicadas te atan a ella. La dependencia que crees que tenés de ella para cuidar a tu hijo, la creencia que tenés que hay que seguir visitándola, el no querer maltratar a quien es la madre de una y la tristeza por dejarla sola en su existencia solitaria, donde efectivamente, debe sentirse muy abandonada. Es por esa sensación de soledad que hace todo lo que hace, no obstante, eso no es razón para que vos tengas que soportarlo. A veces, la mejor manera de dar amor, es poner un límite. Y los límites se ponen de a poco pero de manera firme. Fíjate si podés resolver la guarda del nene de otro modo en esos días y observa coma reacciona. En lugar de ir a verla todos los domingos, invítala a ella a que venga a tu casa, el cambio de escenario puede ayudar. Y principalmente, no te quedes a dormir. No le cuentes cosas de tu vida personal. Esta última cuesta muchísimo, porque una piensa que la relación con la madre y su apoyo deberían ser incondicionales… pues bien… ¡No es así! Tus conversaciones con ella deben resumirse a lo factual, el tiempo, las noticias, la política, la iglesia y la pollera que se vistió. Por sobre todo no permitas que participe de ninguna decisión respecto de la educación de tu hijo. Te recomiendo que leas algunas cosas sobre los siguientes 3 asuntos: Tipos de pensamiento distorsionado, mandatos familiares y relaciones con lo que se llama una madre narcisista. Si efectivamente, a veces, para no decir muchas veces, “la narcisista de una es la madre.”

A tu disposición para seguir trabajando. 

Una amiga de mi amiga

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